EPISODIO #003. LA LIBERTAD DE DEFINIR TU PROPIO ÉXITO

  • A menudo lidiamos con la presión de ajustarnos a las definiciones convencionales de éxito, como si el camino al éxito fuera uno solo.

    Todos, en algún momento hemos sentido no estar a la altura de las expectativas que nos dicen que el éxito se enfoca en obtener títulos elegantes, recibir reconocimientos, alcanzar los números más altos en todo lo que se pueda y, además, hacerlo antes que el resto y con una agenda bien cargada. Pero seamos honestos, esas medidas de éxito no siempre brindan la alegría y la satisfacción que anhelamos como individuos creativos.

    En este episodio hablamos sobre cómo fuimos cambiando nuestra visión sobre el éxito, qué cosas nos condicionan y cómo intentamos definir nuestro propio éxito.

  • 00:00 | Introducción
    - Las medidas del éxito

    00:43 | El perfeccionismo creativo
    - Definiciones convencionales de éxito
    - Cambios de paradigma
    - Lo que queremos ser
    - Mostrarse exitoso
    - Las cosas que queríamos dejar atrás

    08:34 | El éxito que no queremos
    - Desafíos y presiones externas
    - Cosas que creíamos que queríamos
    - Validar lo que queremos
    - Fracasos y aprendizajes

    21:41 | Definir el éxito personal
    - El éxito colectivo
    - La vida que elegimos
    - El éxito en las pequeñas cosas

TRANSCRIPCIÓN

00:43 | El éxito en un negocio creativo

[Anto]
Podemos decir que el éxito se trata de alcanzar objetivos, metas personales o profesionales. Pero agregaría que el éxito es convertirse en lo que uno realmente quiere ser, vivir la vida en la forma en la que uno quiera vivirla, hacer eso que uno realmente quiere hacer, lograr lo que uno se propone.

[Flor]
Eso de abordar el éxito como algo que nosotros mismos elegimos, construimos y formamos, me parece clave. Recuerdo que ya desde muy chica, tenía la visión de trabajar por mi propia cuenta, yendo a mi ritmo, explorando mi creatividad, haciendo algo que fuera significativo para mí, sin la necesidad de perder horas de mi vida trasladándome a una oficina en el centro para trabajar nueve horas y volver a casa destruida y sin motivación. Sin embargo, en su momento, no creía que lo que había elegido era lo más aceptable o lo que realmente debía hacer.

Diría que recién con la pandemia, muchos comenzaron a comprender que desde casa también se trabaja mucho o incluso más. Y en esa época, comencé a escuchar a gente quejarse porque desde casa estaba trabajando más que de costumbre, gente que antes creía que, porque yo trabajaba desde casa, no hacía nada. Creo que esto tiene que ver con que los paradigmas de éxito cambian cada vez más rápido.

En un momento el éxito lo definía la carrera que elegías. A los padres se les inflaba el pecho cuando tenían hijos, abogados, médicos, arquitectos, e incluso elegir una carrera era una decisión familiar más que individual. Lo tradicional era lo correcto. Trabajar toda la vida para una misma empresa era lo esperable, pero en el contexto actual que es cambiante, acelerado e innovador, las tendencias van cambiando, lo estático y lo tradicional pierden valor. Cada vez son menos las personas que comienzan y se jubilan en una misma empresa, cada vez aparecen más y más profesiones, e incluso teniendo nuestra propia empresa, podemos tener esos cambios de enfoque, de miradas, de profesión.

Entonces, lo bueno de la actualidad es que los caminos hacia el éxito se han diversificado, multiplicado y eso nos ha permitido hacernos preguntas y tomar decisiones para vivir la vida que queremos vivir.

El acceso a internet nos permite acceder rápidamente a mucha información. Las redes sociales nos permiten darnos a conocer más rápido y democratizan un poco las posibilidades. Y ahora tenemos algo nuevo que es la inteligencia artificial, que está cambiando completamente la manera de hacer las cosas y su valor, y están afectando de manera directa a nuestra industria.

Pero todo esto también tiene un lado B. El éxito ahora está anclado a lo que mostramos, a la cantidad de seguidores que tenemos, a nuestra capacidad de adaptación a las numerosas herramientas y funcionalidades que van apareciendo todo el tiempo.

Cuando te das cuenta, te estás enfocando más en mantenerte al día, en hacer publicidad, aumentar seguidores en qué es lo que le mostrás a tu audiencia, que en tu propósito y lo que realmente te llena, porque verse exitoso parece ser más importante que sentirse pleno. Nos olvidamos del momento en que hicimos el clic para cambiar de rumbo, que seguramente estaba más atado a nuestra experiencia, a querer cambiar nuestro presente, a una movilización personal, que a la cantidad de seguidores que queríamos tener en Instagram. No sé si alguno lo pensó en su momento cuando decidió emprender por su cuenta.

Es muy probable que todos hayamos pasado alguna vez por alguna experiencia de trabajo por cuenta ajena en la que descubrimos que trabajar para otros, por los objetivos y el éxito de otro no era para nosotros.

[Anto]
Fue exacto eso lo que me pasó a mí y por eso renuncié.

Igual con esto no quiero decir que trabajar bajo dependencia no es exitoso, sino que me di cuenta de que no era mi definición de éxito. Sentía que los logros que obtenía como diseñadora dentro del estudio de diseño no eran míos propios ni tampoco era yo quien los definía. Yo no decía "Quiero este logro y lo alcanzo", sino que me lo ponían enfrente y tenía que alcanzarlo.

Era un estudio chico, y la verdad que no había lugar para crecer más. Y sentí como que era un punto en mi carrera, que dije "Tengo que pasar un siguiente nivel y no sé para donde ir". Y busqué en otros estudios, tuve un montón de entrevistas, hasta que me di cuenta, me senté a pensar bien cuál era el objetivo que yo quería alcanzar ahora y en un futuro, que era la carrera que yo me imaginaba. Y ahí me di cuenta que siempre estaba ligado también con lo personal y el camino de freelance fue mi definición de éxito que, por lo menos en ese momento, quería intentarlo.

[Flor]
Trabajar por cuenta propia es una forma, no es más válida ni mejor que otra. Creo que simplemente se ajusta mejor a nuestros objetivos personales y nuestra visión, y también a lo que esperamos dar y recibir.

Tener un negocio propio da ciertas libertades porque podemos elegir qué queremos hacer, nuestro propio rumbo, pero también el vértigo al tomar riesgos y moverse del camino seguro es mucho mayor. Para mí no todo es color de rosa. Siento la libertad de poder ser tan ambiciosa como quiera, de trazar mis recorridos, a mi tiempo, pero también hay una parte que no me gusta, que por mi personalidad me cuesta gestionar y está relacionada a la exposición en las redes y a la sobreexigencia. Al ser un camino individual, todas las decisiones que tomamos nos afectan tan directamente que las pensamos muchas veces antes de accionar.

Mi recorrido fue más o menos similar. En realidad comencé trabajando por mi cuenta. Luego, en paralelo, probé trabajar por cuenta ajena porque sentía que debía hacerlo. Y finalmente, volví 100% a la forma que yo ya sabía que era para mí.

Creo que cuando tomamos esa decisión, intentamos dejar atrás ciertas cosas y a veces nos cuesta mucho lograrlas o nos encontramos repitiendo patrones que ya sabíamos que para nosotros no funcionaban:

  • Queremos dejar de trabajar 9 o 10 horas en una oficina y terminamos sin tener descanso, enojados con nosotros mismos por no estar trabajando cuando descansamos y culpándonos por el caos que genera no parar nunca.

  • Queremos también dejar atrás a ese jefe que no valoraba nuestras ideas, que nos explotaba sin sentido, que no empatizaba con nosotros, que no se preocupaba por lo que nosotros queríamos lograr, y nos encontramos en una situación bastante desgastante en la que somos nuestros peores críticos.

  • Queremos también libertad para crear, para elegir proyectos, para elegir clientes, para hacer lo que queremos, y nos encontramos diciendo que sí a todo, con miedo a tomar decisiones, a decir que no. Y es como lo que decía Anto antes, "me ponen algo adelante y lo hago porque tengo que hacerlo".

Y la verdad es que eso es algo que queríamos cambiar, porque aunque sabemos que no es por ahí, cuesta mucho romper con lo prestablecido con lo conocido con lo que nos parece normal.


08:34 | El éxito que no queremos

[Anto]
Es que el exterior siempre va a tener mucho que ver con cómo definimos el éxito y nuestro propio éxito también. Cuesta mucho disfrutar un éxito que no podemos compartir o que vemos que el entorno no lo reconoce como un éxito, pero la verdad es que deberíamos escuchar menos el exterior y escucharnos más a nosotros. Si nuestro éxito es un cliente feliz o dar una charla, o alcanzar cierto objetivo de ingresos mensuales que nos propusimos, está perfecto.

Hay un libro que estoy leyendo que se llama "Lo quiero" de Luke Burgos, que justamente habla de que todo deseo que tenemos proviene en realidad de algo que vemos en otra persona o alguien nos comentó sobre eso. Todo lo que queremos es porque se lo vimos a otra persona o justamente a veces es lo opuesto, queremos lo opuesto porque se lo vimos a tal persona.

Es algo que estoy trabajando mucho en lo personal. En mi último año, no me había dado cuenta de que tenía muchas voces en mi cabeza que estaban definiendo mi éxito y mi no éxito. Y tenía que ver mucho, no solamente las voces de mi entorno, lo que ya conocemos, de nuestra familia, cómo opina sobre el éxito, sobre lo profesional (eso siempre va a cargar sobre nosotros), sino también lo que consumimos en las redes sociales. Nos pasamos muchísimo tiempo en las redes sociales ahí scrolleando y a veces eso condicionaba lo que yo estaba mostrando y no mostrando en las redes sociales. Cosas como si otras estaban ofreciendo cursos, yo sentía como que tenía que hacer lo mismo. O si veía que una diseñadora web tenía 12 clientes mensuales, mi cabeza lo definía como "eso es un éxito", yo debería estar alcanzando ese número. Y así, puedo pasar también a lo personal como en la maternidad, que es otro mundo.

También sucede al revés. Esa persona está mostrando su éxito y yo quizás alcancé algo que es para mí un éxito, y si no lo estoy mostrando en las redes sociales, no cuenta como éxito.

Se siente ridículo cuando decimos todo esto en voz alta, pero puede ser que en tu cabeza esté pasando todo eso también. Está bueno a veces definirlo porque no nos damos cuenta, estamos en el día a día, y estamos con estas voces que nos terminan marcando nuestro camino, nuestro día a día.

Así como digo esto de que ver el éxito en las redes sociales de otro podemos verlo como algo negativo, podemos transformarlo en positivo. Las redes sociales, sobre todo Instagram, nos dan acceso a ver personas que viven en todas partes del mundo.

Me pasa a mí que yo veo a una argentina viviendo en Estados Unidos, una venezolana en España, una española en Austria y las sigo y veo su día a día. Puedo observar un poco su éxito o ver cómo están trabajando, cómo lo lograron o la información que comparten. Y de repente algo que quizás yo pensaba que era imposible o ni siquiera mi cabeza lo podía imaginar, esa persona lo está logrando y veo que lo inimaginable de pronto se hace posible. Eso es lo que me pasó en el 2019, que yo estaba recién llegada a Praga. Estaba reinventándome con mi marca porque recién había empezado en el 2018 como freelance, había probado un montón de cosas, hasta emprender una marca de objetos de papelería, y llegué acá y tuve que dejar todo lo que era presencial y dedicarme a lo digital. Quería conseguir más clientes. A su vez, en un momento Argentina tuvo el cepo, entonces yo tampoco podía estar trabajando ya con clientes de Argentina. Tenía que buscarme otros clientes.

Estamos hablando del 2019. No fue hace mucho, pero al mismo tiempo se siente muy lejos por cómo cambió el marcado. Esto fue antes de la pandemia. No había tantas diseñadoras mostrándose en Instagram, mostrándose más allá de simplemente subir un posteo con un porfolio. Y ahí empecé a observar a diseñadoras de otras partes del mundo que estaban ofreciendo un servicio de Branding muchísimo más en detalle, casi como un estudio de diseño y al valor que lo cobraban también. Y ahí fue que pensé: "Okey, me gusta esto que están haciendo, quiero ir por ese camino, quiero intentarlo". Yo estaba muy lejos de eso. Y a partir de ahí empecé a armar un plan de cómo podía ir creciendo y pasito y pasito y pasito, hasta que lo logré.

Me encantó haber tenido las redes sociales en eso porque, si no, nunca lo hubiera hecho. No tenía un entorno alrededor de diseñadoras o de gente que estuviera haciendo algo así similar. Y gracias a que lo vi en las redes sociales, vi que eso era posible porque otra persona lo había logrado, y lo logré.

Así que creo que así como siempre mencionamos cosas negativas de las redes sociales, podemos transformar eso en algo positivo para nosotros.

[Flor]
Vivimos en una era en la que el éxito si no se muestra, no existe. Por eso, incluso cuando identificamos cómo el entorno nos condiciona, es muy fácil encontrarse queriendo algo solo porque lo vemos en otro lado. Es el famoso FOMO o Fear Of Missing Out, que es el miedo a quedarse afuera: "Si no lo estoy haciendo, estoy mal", "Necesito estar haciendo lo mismo que está haciendo el resto". Entonces, hay una herramienta que a mí me sirve mucho para centrarme y determinar prioridades que es cuestionar lo que quiero, hacerme ciertas preguntas para entender si eso que quiero o creo que quiero tiene sentido para mí. Hay muchas maneras de ser exitoso y por eso también está bueno saber cuál es el éxito que no queremos.

Les comparto algunas las preguntas que me hago porque tal vez a alguien les sirven, así que tengo algunas acá anotadas:

- ¿Cuál es mi objetivo puntual? ¿Por qué quiero hacer esto? ¿Puedo alcanzar este objetivo de otra(s) manera(s)?

- ¿Puedo aplicarlo ya o necesito alguna preparación? ¿Qué necesito para hacerlo? ¿Tengo todo lo que necesito o debo aprender algo, comprar algo, contratar a alguien?

- ¿Tiene sentido dentro de la estructura de mi negocio? ¿Qué beneficio obtendré al hacer esto?

- ¿Cuánto esfuerzo debo realizar para alcanzarlo?

- ¿Por qué yo haciendo esto puntual?

- ¿Creo que es algo que puedo mantener a largo plazo?

- ¿Cuáles son los riesgos de hacerlo? ¿Qué pasaría si no lo hago?

La idea es poner en contexto qué pasa si hago tal cosa y qué pasa si no la hago. Y por qué la quiero hacer, si es simplemente por influencia de otro o porque realmente me va a llevar a algún lado o me va a dar algún tipo de satisfacción.

Comparto esto porque a veces creemos que tenemos que brindar los mismos servicios que los demás porque están en tendencia o porque si no me quedo afuera, o creemos que tenemos que compartir el mismo tipo de contenido o hacer una web en una determinada plataforma o abrir una cuenta de TikTok. Y así puedo seguir porque, como estamos en constante cambio y siempre surgen cosas nuevas, tenemos la idea de que tenemos que estar en todos lados.

Lo bueno de esto es que podemos cuestionarnos las cosas que estamos por empezar, pero también las cosas que estamos haciendo. Y eso a mí me sirve un montón porque soy de esas personas que necesitan terminar todo lo que empiezan, lo que sea: una serie, un libro, un curso, una carrera, un juego de mesa... Entonces, muchas veces me cuesta soltar. Y me encuentro haciendo cosas que ya no son relevantes para mí solo porque las empecé.

Les puedo dar un ejemplo de algo que creía que quería o necesitaba o que debía hacer: en un momento (hace muchos años ya), la gente empezó a escribirme consultando por el servicio de diseño para redes y yo decía que sí. A los pocos meses, me encontraba con que ese se había convertido en mi principal servicio, y en un principio me servía porque al ser un servicio mensual, yo ya tenía una base cubierta de cuánto me iba a ingresar mensualmente. Y era un servicio que no ofrecía de la misma manera en la que ofrezco mis servicios de ahora.

Sin darme cuenta, estaba trabajando en algo que no me gustaba, sin el proceso que yo considero adecuado y con clientes que no tenían trabajada su marca previamente, entonces tenía que trabajar mucho más en otras cosas, pero tal vez no estaba cobrando lo que debía. Y no tardé en darme cuenta de que no me gustaba. Tardé en reaccionar para cambiar eso que no me gustaba.

Bueno, y así se me ocurren varios ejemplos más, como ocupar mi agenda completa porque pensaba que tomar todo el trabajo del mundo era lo que tenía que hacer y no podía rechazar nada. Y se me ocurren mil cosas más.

[Anto]
Me pasa lo mismo, tengo varios ejemplos así. Creo que igual, cualquier emprendedor que ya tiene unos varios años debe tener ejemplos así.

El que más recuerdo mío ahora reciente fue el formato con el que hice el curso de Branding, no el curso en sí, porque en ese momento no se ofrecían tantos, me lo pedían mucho y eso fue bien. Solo que el formato creo que no me funcionó. Me metí mucho con los formatos que en ese momento se usaban, mucho así grabado y no pensé realmente en qué necesitaba mi público y en un formato que fuera sostenible para mí. Después se volvió insostenible. Pero bueno de los fracasos (parece como que tiene algo negativo esa palabra, pero en realidad no), aprendí un montón y es algo en lo que estoy muy despierta para no repetir o mejorar. Justo, me estoy también reinventando con mi marca y para todo servicio o producto o curso que estoy viendo por agregar o quiero lanzar o mejorar, me hago mucha esas preguntas que vos mencionaste, que vos compartiste para ver si realmente es sostenible y, sobre todo, que sea sostenible en mi negocio, que sea algo que mi público objetivo necesita, lo quiere y que sea algo también que quiera yo trabajar. Y es que las redes sociales son un continuo sobrecompartir y es muy difícil no caer en querer lo mismo que estamos viendo en el otro.

Pero, lo que pasa también es que a veces ya lo están comunicando de una forma en que te lo quieren vender, quieren que lo compres. En mi caso, yo veo muchísimo de diseño web. Entonces, todo el tiempo me aparecen cursos de diseño web de x plataforma para que los diseñadores puedan brindar ese servicio de diseño web y está perfecto. Para algunos puede funcionar, para otros no pero todo el tiempo estoy preguntándome si esta es la plataforma para mi, debería cambiarme si o sigo con esto. Y a veces, si uno no se cuestiona, se sube ahí a la marea, en comprar ese curso y demás, y de repente te encontrás con lo mismo: un servicio que no querías ofrecer o que no era para vos o que no era para tu público.


21:41 | Definir el éxito personal

[Flor]
Claro, las redes tienen eso. Pero algo que también me gustaría destacar es que, más allá de sus cosas malas, también nos permiten ver el éxito como algo colectivo o colaborativo. Estar en contacto con colegas, hablar de diseño, visibilizar ciertas cuestiones de nuestra industria, valorar el trabajo ajeno, nos permite poner en valor al diseño y también nos permite pensar que el éxito es algo que podemos compartir.

Me parece que antes el éxito era individualista, porque al haber menos variables, si el éxito no era de uno, era de otro. Y ahora hay espacio para todos. Nuestras propias experiencias nos enseñan mucho, pero poder entender otros puntos de vista nos abre mucho la cabeza.

No sé si te pasa, pero a mí me encanta hablar con gente con proyectos. Escucharlos hablar con entusiasmo sobre eso me entusiasmo a mí también, que me cuenten su recorrido, sus desafíos, escuchar sus ideas y sus miedos también.

[Anto]
Me encanta. Me encanta eso. Me inspira un montón. Obviamente me alegro por la persona, sobre todo si es alguien conocido, que vi su proceso, vi su camino, y también me da muchas ganas, más fuerza para seguir por mi camino y por los logros que todavía quiero alcanzar.

Seguimos con las redes, tienen tanto que ver las redes con el éxito. Eso es algo que las redes hicieron que sea más cercano. Quizás antes, unos años atrás, el éxito estaba muy asociado o si querías ver el logro o el detrás de escena o los desafíos, el recorrido la vida de alguien terminaba siendo de los grandes famosos que veíamos después las películas, los libros de su biografía y demás.

Ahora con las redes es muchísimo más cercano. De repente me encuentro que hay personas que sigo desde hace años, y vi todo, cómo fue cambiando su marca, cómo se fue reinventando, cómo fue creciendo... Es muy lindo llenarse de eso.

[Flor]
Sí, nos ayuda a definir nuestro propio éxito justamente. Para mí, el éxito es poder dedicarme a lo que me gusta sin dejar de vivir. Tener la posibilidad de elegir mis propias prioridades y estar donde quiero estar. Quiero viajar cuando tenga ganas, descansar si quiero y estar para mi hijo siempre que pueda y me necesite.

Elijo no trabajar todo el día. Elijo también poder ir al parque con León todas las mañanas sin estar preguntándome si me habrá llegado un mail o si tengo trabajo de un cliente por hacer en ese momento. Elijo ver una serie antes de acostarme en lugar de quedarme trabajando. Para mí, el éxito está ahí, en poder elegir.

Y como parece muy bonito, también quiero decir esto. También soy la persona que termina una carrera y no le dice a nadie, la que se toma un avión ese mismo día para que nadie pueda organizar un festejo. Soy la que siempre dice que le va a ir mal. Soy la que durante muchos años trabajaba hasta que salía el sol y un poquito más también. Soy la que cuando logra algo, ya quiere lo siguiente. Pero elijo también cambiar las cosas de mí que no me gustan, porque el éxito antes que nada es personal y no profesional. No le veo sentido a posponer la vida para ser exitoso profesionalmente.

[Anto]
Creo que lo lindo o el mejor ejercicio que se puede hacer es no encasillar el éxito en una cosa puntual que sucede una vez, sino algo que podemos ver en nuestro día a día. Poder terminar nuestro día y decir hoy fue un día exitoso porque pude hacer esto y esto y esto. O logré no hacer esto que siempre hago y cometo el error. O simplemente trabajé de lo que me hace feliz, porque afortunados somos de trabajar de la profesión que amamos y que elegimos. Eso ya es un éxito y tenemos que identificarlo y recordarlo y celebrarlo.

Nos criaron (no sólo a nosotros, sino que viene de generaciones anteriores) con que el éxito es eso perfecto, eso increíble, lo intachable o lo inalcanzable. Y de a poco estamos viendo que hay mucho éxito también en los fracasos porque hay mucho aprendizaje que se obtiene. Entonces, está bueno darle una vuelta a esta palabra, éxito, que a veces asusta mucho pero si lo bajamos, hay éxito en todo momento, en todo día o ya mismo el proceso para alcanzar algo ya es un éxito, así que los dejamos con la pregunta: ¿Qué pasa si, al final, el éxito está en el proceso y no en el resultado?


¿TE HA GUSTADO EL EPISODIO O TE GUSTARÍA ESCUCHARLO LUEGO? GUÁRDALO EN PINTEREST


Detrás del Diseño es el espacio donde conversamos de todo aquello que sucede detrás de la pantalla para inspirar a diseñadores y creativos a construir y desarrollar sus negocios con confianza y claridad, porque creemos que las mentes creativas se potencian.

Sabemos que la pasión no es suficiente para tener éxito en el mundo del diseño y que el camino de crear tu propio negocio puede ser solitario y agotador.

Somos Anto Vico (@steptosquare) y Flor Godoy (@florenciagodoy.dg): diseñadoras, madres y dueñas de negocios creativos.

Síguenos en Instagram, @detrasdel.diseno, para unirte a la conversación. ¡Queremos conocerte!

Anterior
Anterior

EPISODIO #004. CONFESIONES DE MENTES CREATIVAS: LOS ERRORES QUE HE COMETIDO EN MI NEGOCIO (+ JULI COSUNDINO)

Siguiente
Siguiente

EPISODIO #002. EL VICIO PERFECCIONISTA: UNA TRAMPA PARA LA CREATIVIDAD